Pisar el tereno

Retomo, después de mucho tiempo, la escritura en el blog con una idea que siempre he tenido muy presente, pero que en los últimos dos meses he reforzado en mis convicciones para con el ejercicio práctico de la gestión cultural. La idea no es otra que la necesidad de pisar el terreno, de conocer el territorio en el que realizamos la gestión cultural, de recorrer nuestros municipios, de hablar con sus gentes, de empaparnos de un conocimiento directo.

En febrero, y en consonancia con mi implicación profesional en el Mapa Cultural de la Provincia de Valencia (www.mapaculturaldevalencia.es), inicié una serie de visitas a municipios que me permitieran contrastar información obtenida de fuentes secundarias variadas. En muchos casos únicamente se realizaba una confirmación de los datos, pero la riqueza de la visita va mucho más allá de la mera afirmación de que los datos son correctos.

En la gestión cultural, sobre todo en la que denomino gestión cultural territorial (aquella que interviene en un territorio geográfico y no en un sector cultural específico), es fundamental conocer el ámbito territorial en el que se pretende trabajar. Mucha información de carácter sociodemográfico puede extraerse de fuentes estadísticas, información geográfica, económica o incluso de prácticas culturales y sociales de respectivas fuentes específicas. Pero, y a pesar de que soy un fiel defensor de la investigación y el uso de fuentes científicas, considero fundamental “pisar el terreno”.

Una visita a un municipio puede aportar mucha información, sobre todo cualitativa, sobre su población, su geografía y el modo en que una determinada intervención cultural puede afectar a sus habitantes. Esta información, junto con la obtenida de estudios y observaciones, permite al gestor cultural disponer de una visión más amplia del territorio en el que va a desarrollar su actividad. En ocasiones, hablar con los dirigentes o con los diferentes técnicos que trabajan en el municipio aporta una información de un gran valor; en otras ocasiones, basta con una conversación sencilla e improvisada en un bar o mientras se pasea por las calles del municipio.

En muchas ocasiones, la gestión cultural se convierte fácilmente en una actividad de despacho, ajena a la realidad, y rodeada (en el mejor de los casos) de informes, planificaciones y estudios. El gestor cultural ha de saber recuperar la calle, el trabajo de campo, el contacto con la gente y con una realidad que es intrínseca al desarrollo cultural. La gestión cultural requiere de una realidad tangible para poder desarrollar sus valores intangibles, y el profesional gestor cultural ha de ser consciente de esa necesidad de pisar el terreno, de conocer su territorio; es una necesidad que se ha de satisfacer continuamente, por la salud de su actividad y de su profesión.

Comentarios

  1. Hola Jose:

    Me ha gustado mucho el post y creo que tienes razón. La gestión cultural y las propuestas de los artistas se tienen que adaptar a las necesidades y circunstancias de cada municipio.

    Es importante que los programadores y gestores de la cultura tengan una visión a medio-largo plazo de aquello que quieren para su municipio (más música, teatro, cine, literatura, etc) y después actúen en función de ese medio-largo plazo y en base a la oferta y demanda existente.

    Te doy la razón en que los gestores deben salir un poco del despacho... aunque algunos de ellos ya harían mucho abriendo el despacho a las visitas para poder intercambiar impresiones y opiniones que enriquezcan a todo el sector.

    Las vias de comunicación deberían mantenerse en todo momento.

    Ánimo con el blog y con lo que aportas.

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