Arquitectura milagrosa


En diversos foros y escritos de opinión se ha abordado en múltiples ocasiones, desde la gestión cultural, la problemática de la arquitectura de los centros culturales y de cómo, en algunas ocasiones, se prima la estética sobre los usos y la espectacularidad arquitectónica sobre los espacios. Recientemente, en marzo de 2010, la editorial Anagrama publicaba un libro que abordaba en cierto modo la problemática de las grandes obras arquitectónicas en las ciudades españolas.

Arquitectura milagrosa. Hazañas de los arquitectos estrella en la España del Guggenheim trata de la tendencia, a partir de la experiencia del museo Guggenheim en Bilbao, de que los responsables políticos acudan en busca de arquitectos de reconocido prestigio internacional para pretender conseguir la regeneración de espacios urbanos, e incluso de localidades en sentido global, y en no pocas ocasiones sin tener en cuenta el futuro uso de los equipamientos. Llàtzer Moix, crítico de arquitectura, realiza en este libro un repaso de las intervenciones arquitectónicas de los más afamados autores internacionales en un conjunto de ocho ciudades españolas (Bilbao, Valencia, Santiago de Compostela, Zaragoza, Barcelona, Madrid, L’Hospitalet y Palafolls), analizando la problemática que supone la contratación de estos arquitectos estrella con esos condicionantes de antemano.

La lectura del libro resulta interesante en su totalidad pero, además, tiene especial interés en que ocho de los edificios analizados son de uso estrictamente cultural (centros culturales, museos y bibliotecas). Los nombres de los arquitectos Santiago Calatrava, David Chipperfield, Norman Foster, Frank Gehry, Zaha Hadid, Herzog & De Meuron, Arata Isozaki, Toyo Ito, Jean Nouvel, entre otros, se repiten constantemente a lo largo de las páginas y constatan cómo se trata de una nómina limitada de arquitectos que son seducidos por los políticos ávidos de grandes proyectos para sus ciudades.

Todos los casos, analizados a partir de visitas y entrevistas con los diferentes agentes implicados, permiten hacerse una idea de las verdaderas consecuencias de una falta de planificación y de tener únicamente en cuenta la cuestión de la imagen urbana, más allá de la planificación económica o de usos de esas instalaciones. A modo de ejemplo, me permito reproducir aquí un párrafo del epílogo que es muy significativo de lo que se encuentra en las páginas de desarrollo del texto:



“Cada una de las historias revisadas nos lega una enseñanza. En Bilbao aprendimos que el éxito arquitectónico puede surgir donde menos se lo espera y a partir de planteamientos muy aventurados. En Valencia y Santiago, que la conjunción de clientes inexpertos con arquitectos incontinentes conduce a la desmesura y al derroche de dineros públicos. En Zaragoza, que el factor contrarreloj no hace sino aumentar tales efectos. En Barcelona, que ni siquiera ciudades con solera urbanística y arquitectónica se han librado de la fiebre estelar. En Madrid, que la epidemia no ha sido todavía controlada. En L’Hospitalet, que el marquismo arquitectónico ya no es sólo un privilegio de las villas acomodadas, sino también un arma que empuñan en su lucha emancipatoria las históricamente marginadas. En el capítulo dedicado a las bodegas, aprendimos que la arquitectura estelar parece a veces un recurso de marketing. En Palafolls, que un cliente con ideas propias puede llegar lejos casi sin recursos. Y, en Andorra, que cuando el cliente no valora otra arquitectura más que la producida por los aristócratas del Pritzker, se expone a acabar subiendo al cadalso encadenado a ellos”.

Llàtzer Moix demuestra un completo conocimiento del tema y de los diferentes ejemplos que aborda, y lo expone con un texto ágil y de fácil lectura no exento de rigor y seriedad. La división en capítulos dedicados cada uno de ellos a una ciudad diferente permite, por un lado, una lectura de todo el libro, pero también una lectura individualizada por capítulos sin que se corra el riesgo de perder la tesis final del gran reportaje de periodismo cultural que supone el texto.

Arquitectura milagrosa puede concebirse como una obra de periodismo cultural o de crítica de la arquitectura, pero no debe obviarse que se trataría de un excelente manual para aquellos políticos que rigen el urbanismo y la arquitectura de nuestras ciudades. De igual forma, se trata de un texto que podría incluirse perfectamente en la nómina de títulos de lectura obligada en torno a la política cultural; no en vano, varias de las obras arquitectónicas incluidas en las páginas de este libro se justificaron a priori dentro de una política cultural de ámbito local o regional, independientemente de que luego formaran parte o no de una verdadera acción cultural. Sin lugar a dudas, se trata de un texto de muy fructífera lectura para tomar conciencia de la importancia de una verdadera política cultural también en los equipamientos.

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