Día Internacional de la Danza

El 29 de abril de 1727 nació Jean-Georges Noverre, un bailarín francés que ha sido considerado como el precursor del baile moderno. Así, y para recordar la figura de Noverre, el Instituto Internacional del Teatro (ITI), en su sección de danza, instauró en 1982 el Día Internacional de la Danza coincidiendo con la conmemoración de su nacimiento. El principal objetivo que se planteaba con esta fecha es el de promulgar la danza como un lenguaje común más allá de fronteras políticas, culturales y étnicas, y defender la universidad de su forma artística.

En este sentido, y al igual que con el Día Mundial del Teatro, el Consejo Internacional de Danza del ITI elige anualmente a una destacada personalidad de la coreografía o el baile para lanzar un mensaje oficial que se distribuya por el mundo. En 2010, la persona elegida para tal fin es Julio Bocca, bailarín argentino de reconocida trayectoria profesional, que elaboró el siguiente mensaje:

“La Danza es disciplina, es trabajo, es enseñanza, es comunicación.Con ella nos ahorramos palabras que tal vez otras personas no entenderían y, en cambio, establecemos un idioma universal que nos es familiar a todos.Nos da placer, nos hace libres y nos consuela de la imposibilidad que tenemos los humanos de volar como los pájaros, acercándonos un poco al cielo, a lo sagrado, a lo infinito.Es un arte sublime, diferente cada vez, que se parece tanto a hacer el amor que al finalizar cada representación nos deja el corazón latiendo muy fuerte y esperando con ilusión la próxima vez”.
El Día de la Danza es una ocasión importante. Se trata de una conmemoración que debería permitirnos trabajar en la difusión del lenguaje universal que constituye esta manifestación escénica, más allá de la etiqueta de “espectáculo de riesgo” que algunas personas se empeñan en imponer, especialmente para la danza contemporánea, pero que no tiene una lógica razón de ser.

Si observamos con algo de detenimiento la programación cultural de cualquiera de nuestros municipios, observaremos cómo la danza es un estilo escénico totalmente minoritario y, en cierto modo, marginado. El temor a no llenar la sala obliga a renunciar este estilo en favor de otros más “seguros” como el teatro cómico, por citar un ejemplo. La gente no acude a ver danza como podría acudir a ver una obra de teatro, y en muchos casos se trata de un simple desconocimiento.

La gran mayoría de la población no está acostumbrada a ver danza; en realidad algo parecido ocurre al arte contemporáneo. Si bien la danza puede ser (y lo es en muchos casos) un recurso fundamental en la formación física de los escolares, especialmente en las edades más tempranas, en muy raras ocasiones se educa a los estudiantes en la observación y disfrute de la danza. Muchas veces, los estudiantes (bien sean de primaria, secundaria o bachillerato) acuden a ver representaciones de teatro, en lo que supone en muchos casos uno de los primeros acercamientos al hecho escénico; ¿por qué no hacer lo mismo con la danza?, ¿por qué no sugerir una primera experiencia sensorial con el baile y la coreografía en las edades en que van forjándose los gustos y aficiones? Es simplemente una idea entre varias.

Este 29 de abril se celebrará, entre el sector profesional, la fiesta de la danza. Probablemente no deje de ser una celebración profesional. En muchos casos no llegará a la población de a pie y, probablemente, sea por una falta de organización de actividades que lleguen a los ciudadanos. Tal vez sigamos pensando que la danza, especialmente la contemporánea, sea un espectáculo “de riesgo” y probablemente dejemos a nuestros escolares, amigos y familiares (incluso tal vez a nosotros mismos) sin la oportunidad de descubrir todo un mundo de sensaciones, percepciones y sentimientos que pueden experimentarse a partir de la asistencia a una obra coreográfica. Tal vez…

¡Feliz Día Internacional de la Danza!

Comentarios