El pasado 23 de abril se conmemoró del Día del Libro. Una fecha en la que los que leemos tenemos la excusa para incorporar, al menos, un volumen más a nuestra biblioteca personal; y una oportunidad para tratar de acercar la lectura a aquellos a los que les cuesta más abrir las páginas de un libro.
Este año, personalmente, volví a celebrarlo como siempre en que tengo ocasión. Aproveché que ya estaba montada la Feria del Libro de Valencia, en los jardines de Viveros, para dar una vuelta por las casetas y los stands, revisando las novedades, reencontrándome con algunos libros, editoriales y temáticas, y disfrutando de un buen ambiente. Y, ¿cómo no? seleccioné, cogí y compré unos cuantos libros.
Ese mismo día tuve la suerte de que el Levante-EMV me publicará un pequeño artículo en la sección de opinión sobre la efemérides. No es otra cosa más que una reflexión muy personal sobre el 23 de abril. Dejo aquí el enlace, como reflexión y aportación para ese día.
Este año, personalmente, volví a celebrarlo como siempre en que tengo ocasión. Aproveché que ya estaba montada la Feria del Libro de Valencia, en los jardines de Viveros, para dar una vuelta por las casetas y los stands, revisando las novedades, reencontrándome con algunos libros, editoriales y temáticas, y disfrutando de un buen ambiente. Y, ¿cómo no? seleccioné, cogí y compré unos cuantos libros.
Ese mismo día tuve la suerte de que el Levante-EMV me publicará un pequeño artículo en la sección de opinión sobre la efemérides. No es otra cosa más que una reflexión muy personal sobre el 23 de abril. Dejo aquí el enlace, como reflexión y aportación para ese día.
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